viernes, 19 de julio de 2024

La poesía debe ser hecha por todos

 “La poesía debe ser hecha por todos” (*)

Enrique Molina

(Grupo Surrealista de Argentina)

 

En el famoso prólogo a sus Poesías, Lautréamont enuncia el concepto siguiente: “La poésie doit être fait par tous. Non par un”. La traducción unívoca de esta frase es: “La poesía debe ser hecha por todos. No por uno”.

 

Los surrealistas han convertido a dicha expresión en su voz de orden, y constituye el núcleo y fundamento de su ideología. En un libro de poesías recientemente aparecido (1) se publica, precediendo al texto y como lema del contenido, la frase: “La poesía debe ser hecha para todos” atribuyéndosela a Lautréamont. Podría sospecharse que se trata de un error de imprenta, pero como el sentido de la frase coincide exactamente con el criterio que prevalece en buena parte del libro, creemos necesario aclarar la diferencia fundamental entre los dos conceptos. Las dos frases “Poesía hecha por todos” y “Poesía hecha para todos” corresponden a dos concepciones fundamentalmente opuestas, separadas por el más profundo abismo.

 

En la “Poesía hecha por todos” se concibe a la poesía como la más alta actividad del espíritu. Su función se extiende a toda manifestación vital, ennobleciéndola, y en ella deben participar todos los hombres. Es una concepción progresista y revolucionaria.

 

En el concepto opuesto de “Poesía hecha para todos” se parte de la aceptación de la miseria espiritual del hombre considerándola como definitiva e irreparable y arrojándole entonces los mendrugos de la más baja cocina intelectual. La miseria espiritual que siempre ha sido paralela a la miseria económica, constituye uno de los aspectos de la miseria total del hombre. Así como todos tienen derecho a participar de las riquezas materiales, tienen derecho a participar de las riquezas espirituales.

 

La poesía hecha por todos es un concepto de participación activa y no quiere decir que todos los hombres escriban poesía. Lo poético es una exaltación de los valores espirituales del hombre en el sentido más general posible, que llega a condicionar una conducta, un sentido de la vida, una alta comunicabilidad más allá de las convenciones.

 

En la poesía hecha para todos el hombre es absolutamente pasivo, simple receptáculo con cabida sólo para lo mismo, cesto de los mendrugos. En esta concepción se duda de la capacidad del hombre para superar su condición de sordidez, se lo condena eternamente a una situación de esclavitud espiritual. La expresión “La poesía ha de ser hecha para todos” es el concepto más profundamente reaccionario; concibe al poeta como el elegido, lo coloca en un plano olímpico, desde lo alto del cual, por condescendencia o por piedad, se desprende de la menor parte de su riqueza interior y la distribuye en migajas entre los hombres. Es la poesía-limosna, por oposición al concepto realmente enunciado por Lautréamont de poesía-exaltación, en la que todos participan por igual en el gran hecho universal de la poesía, participan al extremo, confundidos en el mismo acto de la creación. “La poesía debe ser hecha por todos” es expresión de la máxima y verdadera democracia espiritual.

 

Quienes están convencidos de que no hay salida para el hombre, y aceptan el nivel más bajo como el único posible, no gozan del derecho de defender sus ideas atribuyéndoselas a Lautréamont, el héroe de la revolución poética, aquel que más luchó para terminar con la pobreza espiritual. “Pero sabed que la poesía se encuentra en todas partes donde no esté la sonrisa estúpidamente burlesca del hombre, con cara de pato” (Lautréamont).

 

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(*) Publicado, sin firma, en A partir de Cero nº 2. Buenos Aires, dic. de 1952 (págs. 1 y 8).

(1) Raúl González Tuñón: Hay alguien que está esperando (1952).

Fuente: <www.archivosurrealista.com.ar/Argentina23.htm>.


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