Wáshington Delgado
(Cusco, 1927 – Lima, 2003)
Historia del Perú
No hay un pasado
sino una multitud
de muertos.
No hay incas ni virreyes
ni grandes capitanes
sino un ciento
de amarillos papeles y un poquito de tierra.
Un señor hubo y decía
a sus esclavos: El oro es bueno
y Dios está en el cielo.
Un soldado hubo y decía
a quien le oyera:
mato porque me pagan
y no sé lo que es cielo.
Pero ésta no es una historia
sino veinte palabras que nada dicen.
(p. 209)
Poetas
Disecan flores en sus gabinetes
o cuentan pelos
o enumeran los nombres de mujeres
que amaron o quisieron amar
o hubieran amado de haberlo querido.
Se asoman a sus ventanas,
contemplan el mundo y sonríen
porque la soledad es confortable.
O lloran porque es melancólica.
O maldicen porque si no
¿qué sentido tendrían sus vidas?
A menudo se emborrachan
con tabaco y aguardiente
y placeres sexuales y otros placeres
igualmente nerviosos
o simplemente con el aire de la primavera,
pero si alguien los toca
estallan miserablemente y entonces
su melancolía es incurable.
(p. 263)
De: El corazón es fuego. Obra poética, en Wáshington Delgado. Obras completas I. Lima: Universidad de Lima, Fondo Editorial, 2008.
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