miércoles, 31 de agosto de 2022

... la belleza no es sino el comienzo de lo terrible

                                                    


    

                          Rainer María Rilke

(1875-1926)
 
Elegía primera
                         
¿Quién, si yo gritara, me oiría entre las jerarquías
de los ángeles? y aun suponiendo que, de pronto,
uno de ellos me apretara contra su corazón, yo sucumbiría
ante su existencia más fuerte. Pues la belleza no es sino
el comienzo de lo terrible; apenas la soportamos
y si la admiramos es porque desdeñosamente no se preocupa
por destruirnos. Todo ángel es terrible.
 
Así pues, me contengo y resisto
al llamado de un oscuro sollozo. ¡Ay! ¿a quién podría
recurrir? Ni a los ángeles ni a los hombres
ni a los astutos animales que desde hace mucho advierten
que no nos sentimos ni muy a gusto ni muy seguros
en un mundo explicado. Acaso nos queda
en la ladera un árbol que volvemos a ver
todos los días; acaso nos queda la calle de ayer
y la mimada fidelidad de una costumbre
que se ha complacido a nuestra vera y se quedó y no se fue.
 
¿Oh y la noche, la noche cuando el viento llega despacio
y nos roe la cara, con quién se quedaría
ella, la suavemente engañosa, la deseada,
la que se acerca al corazón solitario?
¿Acaso es más leve a los amantes?
¡Ah, ellos se ocultan mutuamente su destino!
 
¿Todavía no lo sabes? Arroja de tus brazos el vacío
hacia los espacios que respiramos; tal vez los pájaros
sientan el aire más amplio con su vuelo más íntimo.
Sí, la primavera te necesitaba. Muchas
estrellas esperaban que tú las percibieras. Se elevaba
una ola de aquí a lo pretérito
y cuando pasabas frente a una ventana abierta,
se entregaba un violín. Todo esto era misión.
 
Pero ¿la cumpliste? ¿No te distraía siempre
la espera, como si todo te anunciara
una amada? (¿dónde quieres darle asilo,
puesto que todos los grandes pensamientos extranjeros
en tu casa entran y salen y con mayor frecuencia se quedan
por la noche?).
 
Pero si sientes nostalgia, canta a las amantes; todavía
falta mucho para que su célebre sentimiento sea inmortal.
 
Las abandonadas —tú casi las envidias—
te parecen más dignas de amor que las afortunadas.
 
Vuelve siempre a empezar de nuevo su alabanza nunca alcanzada.
 
Piensa que el héroe perdura, aun su derrota
sólo le sirve de pretexto para existir: es su postrer nacimiento.
 
Pero la naturaleza agotada vuelve a tomar a las amantes
como si no bastara duplicar sus fuerzas
para crearlas. ¿Has pensado en Gaspara Stampa,lo bastante
para que cualquier muchacha de quien huyó el amado
sienta en ese ejemplo idealizado: ¿Ojalá fuera yo como ella?
¿Todos esos dolores, por antiguos que sean,
acaso no son fecundos para nosotros? ¿No es tiempo
que amando nos libremos del amor y que lo venzamos temblando:
como la flecha vence la cuerda, para hacer, en el disparo,
algo más que ella misma? Pues no se detiene en ninguna parte.
 
Voces, voces, escucha, corazón mío, como antaño
sólo escuchaban los santos: el inmenso llamado
los levantaba del suelo; pero ellos seguían arrodillados
sin fijarse en lo imposible
a tal punto escuchaban. No es que puedas tú,
ni con mucho, escuchar la voz de Dios; pero escucha el soplo
del interrumpido mensaje, hecho de silencio.
 
Se alza ahora el rumor que viene hacia ti desde esos muertos
precoces, en todos los lugares en que entraste. ¿En las iglesias
de Roma y de Nápoles no te habló su destino apaciblemente?
o bien una inscripción grabada,
¿como hace poco la lápida de Santa María Formosa, no se alzaba ante ti?
¿Qué es lo que me piden? Calladamente
quitaré la apariencia de injusticia que a sus espíritus
muchas veces estorba un poco el movimiento; pero
en verdad, es extraño no vivir ya en la tierra,
no seguir los usos apenas aprendidos,
no dar a las rosas ni a las cosas cargadas de promesas
el significado del porvenir humano;
ya no ser lo que era uno en manos infinitamente
angustiadas y abandonar hasta su propio nombre
como un juguete roto;
extraño ya no desear deseos; extraño
recordar desprendido en el espacio
todo lo que estaba ligado. Y estar muerto es penoso
y lleno de intentos por reparar el mal para sentir poco a poco
la eternidad. Pero los vivos cometen todos ellos el error
de establecer distinciones demasiado tajantes.
 
Los ángeles, según dicen, a menudo no saben
si andan entre los vivos o los muertos.
 
La eterna corriente arrastra siempre entre ambos reinos
todas las edades y en ambos domina sus voces.
 
En suma, ya no nos necesitan los que murieron jóvenes.
 
Se pierde poco a poco, suavemente la costumbre de lo
terreno como al crecer se desteta el niño y se desprende mansamente
del pecho materno; pero nosotros que necesitamos de tan grandes misterios,
nosotros para quienes brota a menudo del luto un bienaventurado progreso
¿podríamos existir sin ellos?
¿Es una vana leyenda la que cuenta que antaño, para llorar a Linos,
 la primera música se atrevió a penetrar la rigidez del entumecimiento,
de modo, que por vez primera, el espacio espantado vio que un joven
casi divino, de repente se evadía para siempre y que en el vacío
resonaba esa vibración que ahora nos arroba, nos consuela y nos ayuda?

------------------
1 Gaspara Stampa: nació en Padua en 1523; murió en Venecia en 1554. Es una de las amantes célebres de la literatura. Se enamoró desesperadamente del Príncipe de Treviso, Collaltino de Collalto, que la abandonó y la olvidó. Buscó un consuelo en la religión y dejó unos versos enteramente dedicados a sus desdichados amores.


miércoles, 24 de agosto de 2022

Grandiosa como la noche para negarte

                                                Emilio Adolfo Westphalen

 
He dejado descansar tristemente mi cabeza...

He dejado descansar tristemente mi cabeza
En esta sombra que cae del ruido de tus pasos
Vuelta a la otra margen
Grandiosa como la noche para negarte
He dejado mis albas y los árboles arraigados en mi garganta
He dejado hasta la estrella que corría entre mis huesos
He abandonado mi cuerpo
Como el naufragio abandona las barcas
O como la memoria al bajar las mareas
Algunos extraños sobre las playas
He abandonado mi cuerpo
Como un guante para dejar la mano libre
Si hay que estrechar la gozosa pulpa de una estrella
No me oyes más leve que las hojas
Porque me he librado de todas las ramas
Y ni el aire me encadena
Ni las aguas pueden contra mi sino
No me oyes venir más fuerte que la noche
Y las puertas que no resisten a mi soplo
Y las ciudades que callan para que nos aperciba
Y el bosque que se abre como una mañana
Que quiere estrechar el mundo entre sus brazos
Bella ave que has de caer en el paraíso
Ya los telones han caído sobre tu huída
Ya mis brazos han cerrado las murallas
Y las ramas inclinado para impedirte el paso
Corza frágil teme la tierra
Teme el ruido de tus pasos sobre mi pecho
Ya los cercos están enlazados
Ya tu frente ha de caer bajo el peso de mi ansia
Ya tus ojos han de cerrarse sobre los míos
Y tu dulzura brotarte como cuernos nuevos
Y tu bondad extenderse como la sombra que me rodea
Mi cabeza he dejado rodar
Mi corazón he dejado caer
Ya nada me queda, para estar más seguro de alcanzarte
Porque llevas prisa y tiemblas como la noche
La otra margen acaso no he de alcanzar,
Ya que no tengo manos que se cojan
De lo que está acordado para el perecimiento
Ni pies que pesen sobre tanto olvido
De huesos muertos y flores muertas
La otra margen acaso no he de alcanzar
Si ya hemos leído la última hoja
Y la música ha empezado a trenzar la luz en que has de caer
Y los ríos te cierran el camino
Y las flores te llevan en mi voz
Rosa grande ya es hora de detenerte
El estío suena como un deshielo por los corazones
Y las alboradas tiemblan como los árboles al despertarse
Las salidas están guardadas
Rosa grande ¿no has de caer?


jueves, 18 de agosto de 2022

La poesía se hace en un lecho

 

                                          André Breton

 

En el camino de San Romano
 

La poesía se hace en un lecho como el amor
Sus sábanas revueltas son la aurora de las cosas
La poesía se hace en los bosques
 
Tiene el espacio que necesita
No éste sino el otro que condicionan
            El ojo del milano
            El rocío sobre la asperuela
El recuerdo de una botella de Traminer empañada
                                               [sobre una bandeja de plata
            Una alta verga de turmalina en la mar
            Y la ruta de la aventura mental
            Que sube a pico
            Un alto a poco se enmaraña en la maleza
 
Esto no se grita en los tejados
No conviene dejar la puerta abierta
O llamar testigos
 
Los bancos de peces los setos de paros carboneros
Los rieles a la entrada de una gran estación
            Los reflejos de dos orillas
            Los surcos en el pan
            Las burbujas del arroyuelo
            Los días del calendario
            El corazoncillo
 
El acto de amor y el acto de poesía
Son incompatibles
Con la lectura en voz alta del periódico
 
El sentido del rayo del sol
El destello azul que agrupa los hachazos del leñador
El hilo de la cometa en forma de corazón o de nasa
            El pálpito rítmico de la cola de los castores
            La diligencia del relámpago
La lluvia de almendras desde lo alto de los
viejos escalones
            El alud
 
La sala de los prestigios
No señores no es la octava sala
Ni los vapores del barracón un domingo por la tarde
 
Las figuras de baile realizadas en transparencia por
                                                                  [sobre las charcas
La delimitación contra un muro de un cuerpo de        
[mujer para lanzar cuchillos
            Las claras volutas de humo
            Los bucles de tus cabellos
            La curva de la esponja de Filipinas
            Los lazos de la serpiente de coral
            La entrada de la hiedra en las ruinas
            La poesía tiene todo el tiempo ante sí
 
El abrazo poético como el abrazo de la carne
Mientras dura
Prohíbe cualquier escapada hacia la miseria del mundo
 
                                          
                                        (Traducción:  Mauro Armiño)
 

jueves, 11 de agosto de 2022

... son otros los que cantan en la esquina

 




Óscar Aragón

(Lima, 1950)
 
Son otros los que cantan en la esquina
 
Los delfines que en la esquina soler cantaban
Hoy no cantan.
 
Algunos partieron hacia el sur
Dejando atrás un viejo cuarto
Donde algunas noches
Se tejieron sueños
Que hoy son historias no cumplidas.
 
Otros,
supongo, los más cautos y serenos
Diariamente veo que se hacen
De mujer y descendencia
Y miran a su mundo
Desde una torre compuesta por ocho
Horas de trabajo.
 
Pero yo
Al fin y al cabo pez horrendo
No me decido a partir a ningún sitio
Mujer o lo que llaman esposa
Yo no tengo
Hijos que me obliguen
A ocho horas de trabajo.
 
Hoy,
Extranjero en lo que fueron mis dominios,
Veo que son otros los que cantan en la esquina
Y de tarde en tarde
Al pasar al costado de los nuevos vencedores
Soy un tipo
Al que miran saludan o sonríen
Con cautela.
                                                                             (p. 8)
 
Los olvidos   
 
Qué poca cosa es un cuarto de hotel,
Un vaso de ron,
Un jazz, una sonrisa
Si el hastío se cuela entre los cuerpos.
 
Los amantes ya no se hallan como antes
Y un cristal siempre quebrado
Es el recuerdo que la oscura memoria desvanece.
                                                                                (p. 25)
-----------
De: Los olvidos. Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1986.


martes, 2 de agosto de 2022

... duros corazones de vinagre

                                                         

                                                


                                                    


                                    Antonin Artaud

 

Poeta negro


Poeta negro, un seno de doncella
te obsesiona
poeta amargo, la vida bulle
y la ciudad arde,
y el cielo se resuelve en lluvia,
y tu pluma araña el corazón de la vida.

Selva, selva, hormiguean ojos
en los pináculos multiplicados;
cabellera de tormenta, los poetas
montan sobre caballos, perros.

Los ojos se enfurecen, las lenguas giran
el cielo afluye a las narices
como azul leche nutricia;
estoy pendiente de vuestras bocas
mujeres, duros corazones de vinagre.
 

De "L'Ombilic des limbes"
Versión de Aldo Pellegrini